La canasta escolar aumentó más de un 40%
Por un lado, los útiles escolares aumentaron hasta un 44 por ciento este año, mientras que las cuotas de los colegios privados incrementaron hasta un 40 por ciento con respecto al año pasado.
Con respecto a la canasta básica de útiles escolares, el costo para este año va desde los 1680 hasta los 3800 pesos, dependiendo de la marca y la cantidad de productos. Los principales aumentos se registraron en los sobres de papel glacé (+80%), los lápices negros sin goma x 3 unidades (+69%), el pegamento de cola (+58%), el juego de regla, escuadra y transportador (+55%) y los lápices de color largos (+48,6%).
En contraste, los productos que menos se incrementaron fueron los marcadores finos x 12 unidades (+8,7%), el sacapuntas (+13%), las témperas surtidas x 5 unidades (+33,3%) y los respuestos de hojas rayadas (+35,1%).
Un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), señala que el alza generalizado de precios, en especial de servicios públicos, tiene impacto directo en aquellos bienes cuyo proceso industrial utiliza dichos insumos. Por ejemplo, la pasta celulosa y el papel se realizan consumiendo grandes cantidades de energía. Por eso, los cuadernos y las hojas para la escritura están dentro de los bienes que aumentaron más. Lo mismo ocurre con las ediciones e impresiones de libros.
El incremento que experimentó el dólar en 2018, también es un factor explicativo del aumento que se viene verificando en los productos relativos a la educación, considerando que la producción nacional coexiste con elementos y útiles escolares que son elaborados a menor costo en economías de producción masiva a escala, como China, apunta el informe.
Los útiles y accesorios del segmento Premium son los que más sufrieron la caída en la demanda por efecto sustitución con segundas y terceras marcas. Estos nichos, por añadidura, no vieron tan menguado su nivel de ventas, y pudieron remarcar precios en mayor medida, señala el informe.
Este efecto desplazamiento en la demanda, termina siendo perjudicial, como efecto colateral, para los segmentos socioeconómicos medios y bajos, que ya no disponen de opciones más frugales para mover su canasta de consumo y no en todos los casos disponen de la opción de postergar compras o reciclar materiales de períodos anteriores, puntualiza.